La primera aparición del Stringer data de finales del siglo XIX. Fue en el libro The Flowing Bowl, una guía de cócteles publicada en 1892.
En estos tiempos esta mezcla era muy popular entre la alta sociedad de Nueva York. No lo tomaban en el aperitivo, como se hacía con el resto de cócteles, sino al final de la comida. De manera que se bebía como si fuese una bebida digestiva.
Curiosamente este combinado, se convirtió en una bebida que se consumía con frecuencia. Y con el paso del tiempo se volvió uno de los cócteles más consumidos en la ciudad de Nueva York. Así que estamos ante un cocktail atractivo y famoso en la gran manzana.